Tercera Profecía o Revelación de la Madre Antonia
- Cepya
- 14 feb 2020
- 5 Min. de lectura
Actualizado: 18 feb 2020

Publicada en la revista Astral número 3, de julio de 1972, en Santiago de Chile.
“Estimados lectores: Como les prometiera en nuestra Revista anterior, les narraré algunas experiencias que he tenido con los Hermanos de las Naves Interestelares que patrullan nuestro país.
Cierto día en que me encontraba en estado de catalepsia, llegué en espíritu a un lugar desolado, que al parecer era en las afueras de Santiago. Fui guiada hasta donde se encontraban tres Naves Espaciales, siendo una de ellas más grande que las dos restantes y cuyas características voy a relatarles:
Su estructura era de un material compacto como de una sola pieza, de color plomo aluminio opacado y forma de cúpula, en cuya parte superior e inferior sobresalían fuentes de energía luminosa intermitentes, de color rojo intenso, muy hermoso. Rodeando estas fuentes, se encontraban otras más pequeñas, de color blanco y verde, lo que daba a las Naves un aspecto fantástico e impresionante. Las naves estaban suspendidas más o menos a cincuenta centímetros de la superficie. Al llegar, fui recibida por siete Hermanos tripulantes de éstas, que me saludaron con la señal de la cruz.
Eran de más o menos unos dos metros de estatura, contextura muy perfecta y proporcionada, de tez blanquísima, cabellos rubios dorados, semi-ondulados, labios muy rojos y ojos de colores verdes, azules y violetas, cuyas miradas eran de un dulzor celestial. Vestían un traje de color blanco muy intenso, de una sola pieza, que los cubría desde los pies hasta el cuello y se ceñía a sus cuerpos, dejando ver la belleza de éstos.
El Jefe de ellos me condujo a la Nave Madre, ayudándome a subir por una escalerilla de treinta peldaños. Me seguían los demás Hermanos, que eran de ambos sexos. Al llegar a los últimos peldaños, se abrió súbitamente y en forma automática una compuerta, que a simple vista no se percibía. Al entrar en ella se encendieron unas luces muy potentes de color blanco, cuya luminosidad me hizo cerrar los ojos y aún así, ésta traspasaba mis párpados.
Entonces escuché al Jefe de Ellos que me daba el siguiente Mensaje, con una voz agradable de escuchar, dulce, varonil, profunda y suave a la vez:
“El género Humano debe ser transformado profundamente. Todos deben conocer y practicar las enseñanzas del Mesías. Amen al Padre Creador, porque hoy la honradez, la bondad y la inteligencia son muy raras y muy frágiles en los pueblos de este planeta, como lo han sido en todos los tiempos.
El género humano debe transformarse profundamente. Ni la sabiduría, ni la virtud de los antiguos sabios logró cambiar a los hombres, y al cabo de casi dos milenios, no lo ha logrado el Cristianismo.
Si los científicos, filósofos, educadores y sacerdotes terrenos siguen vuestro camino, podría el hombre ser transformado en verdadero hombre e hijo del Padre, seríamos verdaderamente hermanos y podríamos nuevamente comunicarnos con ustedes, como lo hicimos ya hace tres mil años antes de Cristo, cuando por voluntad del Padre vinimos a prestarles ayuda y fuimos rechazados por la flaqueza del hombre, por las ambiciones desmedidas, por la sed del poder, porque se creyeron suficientes, sabios y perfectos, pero sin amor.
Hemos venido a ayudarles, Hermana Antonia. Sé tú fiel pastora de tu rebaño y cuídalos, porque sólo la Ciencia del Padre puede elevar a los seres humanos de este estado inferior a otro superior, porque los inferiores de espíritu son aquellos que hoy se creen civilizados, pero son todavía salvajes, especialmente aquellos que ustedes conocen por progresistas y que tienden en formas violentas a establecer sólo la comunidad de los bienes materiales, olvidando todos los valores humanos. Así se alejan del Padre Creador, único Dueño y Señor de todo lo creado.
Vosotros, como espirituales, tenéis la obligación de imitar en cuanto sea posible a nuestro Maestro Mesías, aunque es difícil de imitar en todas sus partes a tan sublime y Divino modelo, pero el que dice amarle, debe amar en primer lugar al Padre Creador. Que en vuestros espíritus brille la Luz de Su infinita caridad”.
“Cuando bajé de la Nave, ésta se transformó en todo un haz de luz brillantísima, la cual despegó a una velocidad superior a la velocidad de la luz. Al despedirse de mí, lo hicieron nuevamente con la señal de la cruz.
Es necesario aclarar que estas Naves Espaciales no corresponden a nuestro sistema solar y sus espíritus son elevadísimos y muy progresados”.

Al Analizar esta Profecía encontramos lo siguiente:
1.- En esta Tercera Profecía del año 1972, la Madre Antonia dilucida en forma categórica y definitiva y en el Nombre de Dios Todopoderoso el gran misterio que ha inquietado a la Humanidad: La presencia en los cielos del planeta Tierra de las Naves voladoras que el hombre en su ignorancia y maldad llama OVNIS (Objetos Voladores No Identificados) Y decimos “maldad” porque somos testigos de la mayor confabulación de obstinado ocultamiento de la Verdad, por parte de los hombres que lideran las Naciones de la Tierra, en los planos políticos, científicos y de todo ámbito.
2.- Estas Naves Perfectas, son tripuladas por los Ángeles y Arcángeles de la Biblia, que son Hombres cuyos Espíritus son Perfectos y Sabios, Progresados; y que, con su visita Terrestre desde el Espacio, van señalando que ya estamos viviendo en la Tierra el Apocalipsis profetizado por Juan Apóstol.
3.- Revela la Madre Antonia que las Naves son “interestelares”, de lo que se deduce que todo el Universo está habitado con humanidades en distinto grado de progreso espiritual. Pero que los Seres Superiores están unidos bajo la Autoridad Omnipotente de Dios Todopoderoso.
4.- Que la humanidad debe transformar sus espíritus para acercarse a Dios, siguiendo las enseñanzas del Divino Maestro Jesús, el Mesías; pero sin tergiversaciones ni dogmas de las religiones terrenas, sino siguiendo sólo la Verdad de las Leyes Divinas, que fluyen de las Sagradas Escrituras de la Biblia, por la Palabra de Dios, de los Profetas, el Mesías, y hoy la Madre Antonia.
5.- Los Ángeles, a través de la Madre Antonia, nos exhortan a rechazar el crudo materialismo y luchar por ser “hombres-espíritu”, pero sin rechazar la vida de la Tierra, que debe ser vivida como hombres de Razón, sin misticismos, todo de acuerdo con las Leyes del Divino Padre, que rigen la Naturaleza y todo lo que existe.
6.- Al final de esta Profecía revela la Madre Antonia que existe en el Universo “una velocidad superior a la velocidad de la luz”.
7.- La señal de la cruz con que los Ángeles reciben y despiden a la Madre Antonia indica que el Mensaje que le fue entregado provino de nuestro Divino Maestro Jesús, el Mesías, para guiar a su rebaño verdadero, y así esperar en paz el Día Final, ya sea participando en la Congregación Espiritual Paz y Amor, o sólo siguiendo el camino señalado por la Madre Antonia.
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